Claudia Rueda: Yo soy Claudia Rueda. Aquí estoy con Dora María Téllez. Hoy es el 21 de febrero de 2014. Quizás podemos empezar. ¿Me puede decir cuántos años tiene usted? ¿Dónde nació? Cosas así sobre su familia. Dora María Reyes: Yo tengo 58 años. Nací en Matagalpa en el año 55, de una familia pequeña que solo estábamos integrando mi padre, mi madre, yo y mi hermano mayor. Vivíamos y vivimos siempre en Matagalpa, hasta cuando nosotros nos fuimos a la universidad, que ya fue en el año 73, inmediatamente después del terremoto. Mi padre se llamaba Ramón Téllez Morales y mi madre se llamaba María Dora Argüello Areas. Ella era modista, costurera. Él trabajaba en oficinas y trabajaba como en unas tiendas de asuntos agrícolas, en diversos trabajos, repuestos, vendía, etcétera. Claudia: ¿Dónde hizo su secundaria? Dora María: En Matagalpa, en el Colegio San José de Matagalpa. Claudia: ¿Había un movimiento estudiantil? Dora María: En el año 70. Claudia: ¿Cómo era? ¿Qué hacían? Dora María: El año 70 fue el año de la emergencia del movimiento estudiantil de secundaria. Lo organizamos ahí en Matagalpa de cara a las luchas que se estaban produciendo también con el movimiento estudiantil universitario en Managua que habían encabezado los estudiantes de la UCA. Yo era representante estudiantil en mi colegio y luego fui vicepresidenta del consejo estudiantil de todo el colegio. En ese año salimos a hacer unas tomas de colegios, algunas tomas de iglesias, un paro, una huelga estudiantil nacional que involucró, no sé, tal vez 30 o 40 colegios a nivel del país, de los institutos más importantes que habían. Yo me metí ahí desde la organización de ese movimiento estudiantil de secundaria en Matagalpa. Claudia: ¿Qué estaban protestando los estudiantes? Dora María: Había una demanda por los presos políticos, entre los cuales habían un grupo de estudiantes universitarios de la UCA. Claudia: ¿Recuerda los nombres? Dora María: No me acuerdo. Creo que estaba Casimiro Sotelo, uno de ellos. No me acuerdo de la lista de nombres ahorita. Lo otro eran los presos políticos sandinistas, entre los que estaba José Benito Escobar. Habían varios presos que habían capturado y no los habían mostrado al público. Estaba esa otra lucha. Después se mezcló con una lucha de los maestros, por reivindicación de los maestros, otra de los trabajadores de salud, por temas de los trabajadores de salud y con la lucha de los estudiantes de la UCA, porque habían expulsado a una serie de líderes estudiantiles también de la UCA. Eran varios temas los que el movimiento estudiantil levantó, pero claramente político, era el tema de los presos políticos. Claudia: ¿Habían luchas o divisiones entre los estudiantes sobre la política? Dora María: Sí, sí había. Claudia: ¿Me puede hablar de eso? Dora María: Esa era una época en que el somocismo no estaba tan desprestigiado. Estaba desprestigiado en un sector, pero había otro sector que lo respaldaba. Había otro sector que no quería tener nada que ver con los sandinistas y que eran opositores. Esas cosas se debatían en el movimiento estudiantil, aunque para el paro del año 70 hubo bastante apoyo. Nosotros tuvimos muchísimo apoyo. Claudia: ¿De los padres o de las comunidades? Dora María: De los padres. Una parte de los padres, otra parte de los padres estaban completamente en contra. Ellos pensaban que el colegio estaba siendo instrumentalizado para fines que beneficiaban a los comunistas. Había un debate, el mismo debate que había en la sociedad que tenía que ver entre somocistas, no somocistas, también había el debate en torno a lo que pasaba en el colegio. Claudia: ¿Habían estudiantes que sí eran somocistas dentro del instituto? Dora María: Sí, sí habían. Sí, de familias somocistas. Había estudiantes de familias somocistas, sí. Había una mezcla. Allí en la escuela, en el colegio donde yo estudié, había mucha gente de las principales cabeceras de los municipios rurales de Matagalpa, que eran productores medianos, hijas de productores medianos. Era un colegio solo de mujeres. Claudia: ¿Porque el Instituto Nacional del Norte todavía existía? Dora María: El INEP. Sí, el Instituto Nacional Eliseo Picado. Claudia: ¿Era solamente para hombres? Dora María: Ese era mixto. El Colegio San Luis era solo de hombres y el Colegio San José era solo de mujeres. De estos últimos, dos eran privados y eran conducidos por los curas, en el caso de los varones, y una religiosa, Josefina, en el caso del Colegio San José. También está el Colegio Santa Teresita, que también era solo de mujeres. Claudia: ¿Cómo era esa educación religiosa en esa época? ¿Ya estaban influenciados por la teología de liberación? Dora María: No hasta los últimos años. Era bien tradicionales. La monja Josefina en mi colegio era bien tradicional, bien conservadora. Con una religiosidad tradicional ritualista, muy pegada a la iglesia local, a los sacerdotes regulares locales. Fue hasta tal vez el año 71 o 72 que comenzó a moverse dentro del colegio y la diócesis un movimiento que se llamó pastoral. Eran unas pastorales de conjunto, unas pastorales juveniles, no sé. Esta pastoral de conjunto reunió una serie de líderes sociales, pero también líderes juveniles en el colegio durante dos días. Una gran reunión, reunión de grupo, que era como una puesta al día con los conceptos de Vaticano II. Claudia: ¿Usted participó en ella? Dora María: Sí, yo participé, porque como yo era revoltosa me mandaron a llamar. [ríe] Claudia: ¿Siempre era así, revoltosa? Dora María: Siempre. Claudia: ¿Cómo desarrolló su pensamiento político? Dora María: Mi papá tal vez tuvo mucho que ver. Mi papá era un hombre bien político y era un gran lector, un hombre de mucha cultura. Él tenía un pensamiento político más de izquierda. En ese tiempo él escuchaba Radio Habana, tenía un pensamiento sobre el tema de la justicia social, era bastante radical en todo el tema de lo que pasaba en relación a la dictadura, pero era dentro de la casa. Fuera de la casa nadie podía hablar de tanto. Mi papá nos hablaba a nosotros de Sandino, del sandinismo, de la época en que había estado la ocupación de los Estados Unidos en Matagalpa, porque él estaba pequeño entonces, cuando estaban las tropas ahí. Él hablaba con nosotros de eso y hablaba de la política, hablaba contra los Somoza. Es decir, el ambiente en mi casa era bien político, muy político. Claudia: ¿Estaba involucrado también su hermano? Dora María: Mi hermano estuvo involucrado en lo de los años 70 y 71, la toma de las iglesias y la toma de los colegios. Claudia: ¿Él también estaba estudiando en Managua? Dora María: Él estaba estudiando en Matagalpa, también, en el Colegio San Luis, en el que era solo de varones. Claudia: ¿Usted participó en las tomas de las iglesias también? Dora María: En la de los colegios. Claudia: ¿Recuerda cómo organizaron esas acciones? Dora María: [ríe] No me acuerdo tanto. Creo que hubo una reunión del consejo estudiantil, después hubo un forcejeo con la dirección del colegio. Había una gran presión estudiantil. Habíamos logrado que la gente estuviera de acuerdo en cerrar el colegio y tomárnoslo. Hicimos una negociación con la directora del colegio, de que íbamos a cerrar el colegio sin tomarlo. Ya. Claudia: ¿Ella qué dijo? Dora María: Eso fue la negociación con ella, porque nosotros íbamos a tomar el colegio. Negociamos y entonces, "Bueno, vamos a cerrar el colegio sin tomarlo". El colegio se cerró. Así fue eso. Claudia: ¿Por cuánto tiempo estuvo cerrado? Dora María: Es que no me acuerdo bien de eso. Claudia: ¿Eso hubiera sido en 71? Dora María: 70, 71 o 69. No me acuerdo bien. Claudia: Usted decide ir a la universidad. ¿Cuál universidad decides que quieres--? Dora María: León. Claudia: ¿Por qué a León? Dora María: Porque era el único lugar donde había facultad de Medicina y yo iba a estudiar Medicina. Claudia: ¿Cómo encontró a León cuando usted llegó en 73? Dora María: En el 73 todas las cosas están muy influidas por el terremoto que fue en diciembre. Claudia: ¿Porque usted llega hubiera sido en enero o febrero del 73? Dora María: Por ahí. Tal vez como en marzo, porque nada comenzó inmediatamente después del terremoto. Llegamos después del terremoto, de manera que todo estaba muy influido por lo del terremoto. El somocismo se había desprestigiado mucho con la robadera de la ayuda externa. Habían muchas contradicciones. Muchas familias de Managua se habían ido a vivir a los departamentos, eso había causado más contradicciones sociales. Managua no tenía cara de rehabilitarse en el corto plazo, mucha gente había perdido su empleo. La situación no era fácil, de manera que León era un hervidero también de eso y era un movimiento estudiantil bien vigoroso. Luego estaba todo el tema consecutivo de los reos políticos. Después del terremoto se estableció el estado de sitio y la ley marcial, de manera que tuvimos que vivir una parte con ley marcial, otra parte con estado de sitio que se prolongó hasta, no sé, durante años fue eso. Claudia: ¿Qué era la diferencia entre los dos? Dora María: El estado de sitio es que vos perdés los derechos. Te pueden capturar sin orden judicial, te pueden echar preso, etcétera. Pueden revisar tu casa, etcétera. La ley marcial es una cosa que dice, "Toda persona que circule después de las 6:00 PM es considerada sospechosa". La guardia te podía disparar sin preguntar. Vos sabías que media hora antes o 15 minutos antes de la hora señalada en la ley marcial tenías que estar dentro de una casa. Si se te pasaba la hora te tenías que quedar a dormir dentro de esa casa, porque si ya una vez la ley marcial o el toque de queda te agarraba en la calle entonces te podían disparar, podían presumir que vos estabas conspirando contra el Gobierno y te podían disparar. Claudia: ¿Eso duró casi todos los años de los 70s? Dora María: Bastantes años del 70s. Lo otro de la ley marcial es que todos los delitos que se suponía se cometieran, o de los cuales te podían acusar, no iban a ir a un juicio normal, sino a un consejo de guerra, militar. Primero pusieron estado de sitio y ley marcial, después quitaron la ley marcial, dejaron el estado de sitio, después lo volvieron a poner en el 74. De manera que yo creo que casi todo el tiempo estuvimos bajo estado de sitio y ley marcial. A veces eran más rígidos, a veces eran menos rígidos. Claudia: ¿La ciudad se cerraba? Dora María: Al principio sí. León era una ciudad con una enorme vida estudiantil. Tenía, como te digo, un movimiento estudiantil que se movía bastante, de manera que era una época bastante caliente, diría yo. Vivíamos en movilizaciones, debates en las asambleas estudiantiles o enfrentamientos con la Guardia. Todos los diciembres había la lucha por los presos políticos y también había lucha en las demandas propiamente estudiantiles. Hay un gran debate político dentro de la universidad. Claudia: Yo quiero saber más de eso y también sobre la vida estudiantil. Cuando usted llega en 73 llegó sola, me imagino. ¿Dónde vivía? ¿Con quién vivía? Dora María: Me fui a vivir a una casa de familia, le dicen allí. En León vos alquilabas un cuarto o una cama dentro de un cuarto en una casa de una familia. Muchas familias en León vivían de eso, alquilaban los cuartos de sus casas para los estudiantes, pero no conseguías un cuarto para dos estudiantes. En el cuarto donde yo estaba habíamos cinco estudiantes. Era buen lugar [ríe]. Claudia: ¿Se sentía libre a salir cuando no eran las horas? Dora María: Perfectamente. Sí, todo el tiempo. Esa casa era de los padres y la familia de un famoso militar que había asesinado a David Tejada, de manera que era una situación un poco rara que reventó en algún momento y me tuve que ir de ahí. Claudia: ¿Qué era la política de la familia? Dora María: Eran somocistas. Tenían a este militar famoso que había matado a golpes a David Tejada. Claudia: ¿Cómo se llamaba él? Dora María: Moralito. La familia era una gente buena, tranquila. Una familia tranquila. Los hijos eran bien tranquilos y había como un armisticio, no sé, como un entente, no sé qué había ahí. La cosa era que nadie discutía demasiado de política, o poco. Era una cosa no dicha. Finalmente, cuando la situación se complicó y hubo unos muertos sandinistas en Nandaime, todo eso explotó. Una parte de ellos explotó contra los sandinistas muertos. Yo exploté, entonces me tuve que ir de la casa al año siguiente. Me encontré un cuarto, un cuartito que tenía puerta a la calle. Era una sola habitación bien pequeñita que tenía, qué sé yo, tal vez dos por tres, dos por cuatro, como unos ocho metros cuadrados. Tenía ahí todo, la cama, el baño, el lavamanos, tenía una cocinita y un escritorito. Con una sola lámpara de esas de 40 se iluminaba todo el cuarto. Ahí viví el resto de mis años de la universidad. Estaba totalmente independiente. Mi mamá aceptó que viviera en ese lugar que no era una casa de familia. Yo comía en una comidería de esas que habían en León en cantidades navegables, mientras estudiaba Medicina allá. Claudia: Yo he leído otras entrevistas que usted ha hecho. Yo sé que usted fue reclutada por los sandinistas casi cuando usted llegó a la Universidad, ¿fue en 73 o así? Dora María: Tiene que haber sido como en el 73. Sí, más o menos, o en el 74. Tal vez en el 74. No sé bien, tengo que precisar las fechas de eso. Claudia: ¿Me puede hablar un poco cómo ocurrió eso y cómo decidió involucrarse en-? Dora María: Eso ocurrió a través de una amiga mía del movimiento estudiantil que llegó a hablar conmigo. En principio, ella me planteó lo del Frente y me planteó lo del FER, que si quería pertenecer al FER. Yo le dije que el FER no me interesaba a mí. El FER no me gustaba, que en todo caso iba a pensar si entraba directamente al Frente. Claudia: ¿Por qué a usted no le gustaba el FER? Dora María: Porque perdían mucho el tiempo. A ver, muchos líderes del FER pasaban mucho tiempo en la banca en la universidad, mucho tiempo parloteando. Yo tenía que responder a mis padres estudiando. Yo era líder estudiantil, pero era independiente. Estaba liada con el FER, pero era independiente. Yo tenía que estudiar y tenía que hacer mi trabajo en el movimiento estudiantil, pero tenía mi ritmo. En el FER el ritmo era un poco más relajado. Se mantenían por aquí, se metían a la Casa del CUUN, iban para allá. Eso no me gustaba a mí, yo quería usar mi tiempo. Tenía que responder a mis padres, porque ellos me estaban pagando la universidad y yo tenía que estudiar hasta el último día y tenía que responder como líder estudiantil. De manera que yo prefería seguir siendo líder estudiantil independiente y así fue. Decidí que sí, que iba a entrar al Frente e iba a seguir siendo líder estudiantil independiente. No me condicionaron que tenía que entrar al FER. Yo no fui ni del FER ni fui del Movimiento Cristiano Revolucionario, era independiente. Claudia: ¿Qué era su posición en el movimiento estudiantil? ¿Estabas con el CUUN o con la asociación-? Dora María: Es que el CUUN era la asociación de la universidad y uno iba a elecciones. Es decir, las autoridades estudiantiles eran electas. Poca gente se acuerda que de los movimientos con tradición democrática más importantes en Nicaragua es el movimiento estudiantil, porque eso se ha perdido. En el movimiento estudiantil a vos te elegían. A mí me eligieron representante de mi aula, de mi grupo. Me eligieron representante del año básico, me eligieron representante de mi año en Medicina, me eligieron vicepresidente de la Facultad de Medicina. Yo siempre fui representante de mi año. Además, fui vicepresidente de la Facultad de Medicina y fui vicepresidente en el Congreso, de estudiantes de Medicina, pero eran electos. Claudia: Me parece interesante, porque todo lo que yo he leído es que los líderes estudiantiles tenían que venir o salir de uno de esos partidos, del FER, del FDC y algunos quizás del FEI. Dora María: El FDC ya estaba muerto para esa época. Claudia: ¿Quiénes estaban? Dora María: Estaba el FER, el MAP, Movimiento de Acción Popular, el HLRP. El HLRP eran trotskos, que se llamaban, Hacia la Revolución Popular, quiere decir. H-L-R-P. Eran trotskos. Claudia: De hecho, nunca he visto algo de ellos en los documentos del CUUN. Dora María: Es que el HLRP era fuerte en Medicina. El MAP era fuerte en el año básico. Estaba el FEL, el Frente Estudiantil Liberal; estaba el FER y estaba el Movimiento Cristiano Revolucionario. Ya la democracia cristiana había desaparecido. Claudia: En el 70, ¿no? Cuando perdieron. Dora María: En el 70, cuando perdieron. Yo creo que fueron desapareciendo después, ya cuando salió esa generación de la universidad. Cuando yo llegué la democracia cristiana ya no era importante, había perdido completamente su posicionamiento ahí. Claudia: ¿Cuál política a usted le atraía más? Dora María: Es que yo era independiente, ¿no te digo? [ríe] Claudia: Sí, pero ¿no estaba de acuerdo con ninguno de ellos? Dora María: Me ponía de acuerdo con el FER, me ponía de acuerdo con el Movimiento Cristiano Revolucionario. Teníamos grandes diferencias con el MAP, grandes diferencias con el HLRP. Claudia: ¿Qué eran las diferencias? Dora María: Éramos enemigos a muerte del FEL. El HLRP creo que era trotskista, el MAP era- no sé, el MAP era una cosa revuelta, eran trotskista o maoísta, pero éramos adversarios. Claudia: ¿Usted ya se definía como marxista en esa época? Dora María: Sería del sobaco, pero no, nunca me he definido como marxista. Claudia: ¿Qué era su política, entonces, en este tiempo? Dora María: Yo creo que ninguno de nosotros se definió bien como marxista-leninista. Nunca ha sido muy claro en Nicaragua eso. ¿Qué te digo? Todos éramos admiradores de Mao, porque Mao escribe bien fácil, los escritos de Mao son bien sencillos. Todos éramos admiradores de Mao, todos éramos admiradores de los vietnamitas. Era lógico, ¿no? Marx siempre fue un poquito más crítico, era más difícil de entender, no habían muchos textos, no había mucha gente que le entendiera tanto. Lenin tenía algunos textos que eran bastante divulgados, ¿Qué hacer?, ¿Por dónde empezar?, Tres fuentes y tres partes integrantes del Marxismo. Lenin era más fácil. Tal vez conocimos el marxismo a través de Lenin, porque Lenin era más didáctico. Además, Lenin era más político, Marx era un filósofo y hablaba de economía. A pesar de que El Capital no es difícil de leer, pero es difícil de leer. No es tan difícil, pero es difícil. El gran libro de cabecera en esa época era el libro de la Marta Harnecker, el manual sobre materialismo histórico. ¿Cómo se llamaba? ¿Materialismo Histórico y Materialismo Dialéctico? Claudia: Sí, creo que si. Dora María: Una cosa así, de la Marta Harnecker. Ese libro era un libro de cabecera, que eran tipo manuales. ¿Qué otra cosa leíamos? No sé, tal vez el Manifiesto Comunista, que era fácil. Claudia: ¿Ustedes leían estos textos y después los discutían? Dora María: Habían unas veces que había discusiones, como charlas, como discusiones. Otras no, no se discutían en grupo tan rigurosamente, por lo menos yo no, tal vez en el FER. En el FER tal vez sí, pero yo no, porque te digo que yo era independiente. Claudia: ¿Cómo eran las relaciones entre el Movimiento Estudiantil, las asociaciones estudiantiles, el CUUN y UCA? ¿Usted no puede hablar de la UCA pero con las autoridades de la universidad? Dora María: Eran variables. Habían épocas buenas y épocas de tensión. En general, las autoridades estudiantiles eran autoridades estudiantiles de derecha. Era Carlos Tünnermann en una época, después Mariano Fiallo. Eran más o menos de izquierda, gente de centro, centro-izquierda, izquierda. La parte más tensa con las autoridades universitarias era lo que tenía que ver con las demandas estudiantiles, exámenes aplazados, cupos para estudiar Medicina, cosas de esas. En materia política los rectores hacían un esfuerzo por salvaguardar la autonomía de la universidad. Lo más importante era la autonomía de la universidad. Ls rectores hacían esfuerzos por salvaguardar la autonomía de la universidad. Obviamente, teníamos con ellos las diferencias naturales que tiene todo estudiante con su rector en un país como Nicaragua. Claudia: ¿Recuerda un momento cuando había conflicto que me pueda contar? Dora María: No me acuerdo bien. Solo me acuerdo que le cantábamos una canción a Carlos Tünnermann. Claudia: Yo quiero escucharla. [risas] Claudia: Era una canción que decía, "Carlitos, no te metas con los estudiantes". [risas] Dora María: A él le decían Topo Gigio. No me acuerdo bien, "Si te metes la vas a pasear", o algo así. Se cantaban canciones de esas, los clásicos. Era como burla y eso. A él le hacían pintas en su oficina. [ríe] Claudia: ¿Él también era activista cuando era presidente? Dora María: Sí, había sido activista y es activista todavía. Tiene como 90 años y es activista, no se ha detenido. Yo creo que es tremendo Carlos Tünnermann. Ahora que cumplió 80 años le cantaron la canción, esa que te estoy cantando, se la cantaron en sus 80 años. Claudia: Guau, me hubiera gustado estar ahí. ¿Cuál era la facultad más revoltosa? ¿Había una que era más activa o más militante? Dora María: La Facultad de Medicina era bien política y no habían casi somocistas. En la Facultad de Derecho el Frente Estudiantil Liberal era fuerte. El básico era revoltoso frente a temas estudiantiles, exámenes, pruebas, aplazados, cupos para entrar a determinadas facultades. Biología era tranquilo, Química Farmacéutica también. Eso era León, básicamente, no eran tampoco demasiadas carreras. Claudia: ¿Tenía vinculaciones con la UCA en ese tiempo y la UNAN de Managua? Dora María: Yo no, pero gente de la UNAN de Managua llegaba a la UNAN de León. Llegaban a actividades, llegaban a asambleas, llegaban a debates. Por ejemplo, ahí Arduarcia llegaba, la Mónica estuvo allí en León una época. Llegaba gente de Managua a asambleas estudiantiles o al Congreso de la UNEN, que también fue una gran discutidera. Ese congreso fue alegrísimo, caliente. Claudia: ¿Qué recuerda de esa conferencia? Dora María: Es que no me acuerdo demasiado, tendría que ver papeles para poderme acordar bien. Se me olvidan las cosas, pero sí me acuerdo que fueron unos debates intensísimos, porque el debate siempre fue entre la gente del Partido Socialista, que nos faltó aquí, la gente del Partido Socialista en el Movimiento Estudiantil. Los grandes debates eran sobre la viabilidad o necesidad de la lucha armada o cualquier otra vía. El debate era con la gente del Partido Socialista. Era unos debates poderosos, y El papel del Movimiento Estudiantil en esa circunstancia. Claudia: ¿Quiénes eran los activistas con el Partido Socialista? Dora María: Federico López era uno brillantísimo. Era un gran orador, Federico. Un orador formidable. El profesor Matanza Villa que llegaba también ahí, aunque él era de la Federación Sindical de Maestros de Nicaragua, pero aparecía ahí. Federico, que estudiaba en Managua, llegaba a León y era un orador tremendo. Te es capaz de convencer. [ríe] Es que habían unos oradores buenísimos. Claudia: ¿Qué le pasó? Dora María: Después, él estuvo encabezando la fracción que se unió al Frente Sandinista meses antes del triunfo de la Revolución. Después, tenía un papel en el gobierno sandinista durante la Revolución importante. Claudia: Para que podamos seguir, porque ellos querían que yo enfocaba en los años 80s. Yo leí que usted decidió pasar a la clandestinidad en el 76. ¿Me puede hablar de esta decisión? ¿Por qué tenía que hacerlo? ¿Qué estaba haciendo en esa época? Dora María: No la hice yo. Sí y no. Más bien me dijeron, "Vas a pasar a la clandestinidad". Claudia: ¿Quién le dijo eso? Dora María: Me lo mandaron a decir con mi responsable, Javier, le decían. Jorge Sinforoso Bravo. Yo dije que sí, que estaba lista, pero no me dijeron para donde. Me dijeron, "A la montaña". Yo digo, "Sí, estoy lista". "Prepárate, dentro de un mes. Te vas pero preparada a estas condiciones". Ellos me explicaron las condiciones que tenía que preparar y eso. Así fue. Al final me dijeron que no, que no iba para la montaña, que iba a Cuba a hacer un curso de Cirugía y Guerra. Como estudiaba Medicina, también otros estudiantes de Medicina a la misma vez iban a irse de clandestinos y también iban a ser parte de este grupo para ir a Cuba a estudiar Cirugía y Guerra. Así fue. Claudia: ¿Ese siempre fue el plan? Dora María: Siempre fue el plan. Claudia: ¿Por qué cree que ellos le dijeron que iba a ir a la montaña? Dora María: Para ver si estás listo y qué tan listo estás. Claudia: El sacrificio. Dora María: Para ver qué tan sólidamente parado en tus pies estás. Claudia: ¿Qué eran las cosas que tenía que preparar? Dora María: Tenía que preparar mi pasaporte, un poco borrar huellas, dejar contado un cuento en la universidad. Contaba un cuento, "Me voy a estudiar a otra parte. Mi papá y mi mamá me van a mandar a estudiar fuera de Nicaragua". [ríe] Cosas como esa. Dejaba una historia hecha ahí para que cuando desaparezcas que no sea muy evidente que desapareciste, sino que hay una historia que la gente tiene ahí de que te fuiste a estudiar o yo qué sé. Siempre era muy evidente que uno desaparecía, pero en fin. Claudia: ¿Qué estaba haciendo antes de eso? Porque me dijo que estaba trabajando con el Frente Sandinista, pero ¿qué era su trabajo? Dora María: Mi trabajo eran varios. Estaba en el movimiento estudiantil, pero también trabajaba en una célula de seguridad. Recogía información sobre gente, etcétera. También mi célula compraba vituallas para la montaña. También trabajaba en los comunicados, hacía algún libro, como yo soy mecanógrafa. ¿Vos conocés los extensibles? Claudia: Yo creo que sí. Dora María: Los extensibles, ¿conocés los extensibles y los mimeógrafos? Esos aparatos antiguos. Yo picaba extensibles, porque yo soy mecanógrafa. A mí me daban los libros, como quien dice, los estatutos del Frente o los manuales de seguridad, o qué se yo, un librito que quisieran sacar, entonces yo lo picaba. Aprendí a picar extensibles, ahora ya no lo podría hacer, para que cuando vos lo imprimas esta página, y esta, y esta, y esta, sean las caras correctas. Eso tiene una técnica que yo ya no me acuerdo cuál es. [risas] Claudia: Sí. Es complicado. Dora María: Sí, es un poco complicado esto. No es como ahora, que es fácil, apretar el botón y ya está. Tenía que hacer toda esa compaginación y era un poquito complicado. Yo me hice especialista en eso. Picaba, sacaba mi libro. Hacía eso, también. Eso era lo que hacía, básicamente. Veía a colaboradores, también, y trabajaba en los barrios. Claudia: ¿Qué estaba haciendo en los barrios? Dora María: En los barrios organizábamos unos comités de barrio para el dispensario, para cosas como el agua. Yo qué sé, para cosas de barrio. Claudia: ¿Estaba trabajando con otros estudiantes? Dora María: Era con mi célula. Claudia: ¿Quiénes eran en su célula? Dora María: Éramos mujeres. Había una que estudiaba Derecho, una que estudiaba Farmacia y yo. Claudia: ¿Todos eran estudiantes en las células? Dora María: En esa célula éramos estudiantes y trabajábamos en un barrio. Claudia: Cuando usted estaba haciendo ese trabajo, la gente con quien hablaba, la gente de ese barrio, ¿sabían que ustedes eran de los sandinistas? Dora María: No. Se mezclaba. Parecíamos como que éramos del Movimiento Estudiantil haciendo trabajo social, o como que éramos de la parroquia. Ya no me acuerdo bien qué era lo que decíamos, pero algo así. Claudia: ¿Eso hubiera sido creíble? Porque mi impresión es que habían muchos grupos de estudiantes que estaban yendo a esos barrios. Dora María: Si, habían muchos. Además, en la Universidad era usual, por ejemplo, en la Facultad de Medicina, a mí me tocaba ir al barrio San Carlos como estudiante de Medicina. Yo en el barrio de San Carlos tenía una lista de casas. Yo iba casa por casa viendo lo que tenían los niños, lo que tenían las señoras. Yo les llevaba la vacuna o los medicamentos para el problema que tenía el niño, o trataba de establecer qué enfermedades tenían. A nosotros nos tocaba trabajar en el barrio de San Carlos. Era una clase que se llamaba Salud Comunitaria, Salud no sé qué. Claudia: Interesante eso. ¿Quién pagaba por las vacunas? Dora María: La universidad. Era parte del curso. Era posible que vos llegaras después con ese mismo pretexto a hacer trabajo político. Claudia: Para seguir. Cuando usted estaba en Cuba, ¿me puede hablar de eso? ¿Cómo fue sus impresiones de Cuba? ¿Cuánto tiempo pasó? Dora María: Pasamos un año y medio allí. Claudia: ¿Viviendo en-? Dora María: En una casa donde nos habían colocado a este grupo. Claudia: ¿En cuál ciudad? Dora María: En La Habana. Trabajando en dos hospitales de La Habana, primero en el Hospital 10 de Octubre y después en el Hospital Calixto García. Trabajábamos ahí en el medio hospitalario. Pasábamos como de nacionalidad chilena. Fue interesante, porque el sistema de salud, el medio, era un medio donde habían pocos extranjeros y era recién. La Revolución no estaba tan vieja o, mejor dicho, tan envejecida. Estamos hablando del año 76 digamos. 17 años. Había un desabastecimiento, un racionamiento fuerte de alimentos y había mucha escasez de otro tipo de productos, ropa, zapatos, etcétera. No había el flujo de remesas que hay ahora, nada de esas cosas. La vida de la gente era muy modesta. Estaban haciendo un esfuerzo por construir algunas viviendas y dotar a la familia de algunos aparatos eléctricos. En el sistema de salud, habían bastantes inversiones en términos generales. Se satisfacía la demanda, bastante, por lo menos en esos dos hospitales donde trabajábamos nosotros y con bastante decencia, creo yo. La gente trabajaba bien ahí. Habían contradicciones entre los núcleos del partido y trabajadores. Después, en esa época comenzó a llegar gente herida, lesionada de Angola y eso también repercutió en un cierto nivel de contradicciones sociales. La sociedad cubana era una sociedad que se venía ya escindiendo, creo yo. Lo políticamente correcto en esa sociedad y lo que la gente consideraba que era su ámbito. Habían cosas como, por ejemplo, estaba prohibido o habían quemado los discos de José Feliciano, porque le había ido a cantar a Pinochet o algo así. Eso se había hecho en público y la gente hablaba mal de él en público, pero en las fiestas siempre salía un casete de José Feliciano. Ese doblés, no sé. La gente hace una cara afuera y otra dentro. La vida era bastante modesta en Cuba en esa época. Los sectores opositores eran muy minoritarios, todavía estaba bastante fresca la revolución, el poder, la figura de Fidel era bastante atractiva, porque Fidel era un hombre de unos 50 y pico de años para entonces, no era viejo, sino que estaba, digamos-- ¿Qué otra cosa? Básicamente tenían ellos en aquel momento una gran oferta cultural, eso era para nosotros bien interesante, la gran oferta cultural. Lo otro era, digamos, los cubanos son menos irreverentes que lo que somos los nicas. Eso también era llamativo, son irreverentes en ciertas cosas. Es decir, la cultura sexual cubana, la sensualidad cubana, el sentido de la música, del cuerpo es mucho más libre que lo que es para un nicaragüense. En relación a la política, el cubano es menos irreverente que el nicaragüense en materia política. Es decir, nosotros tendemos a burlarnos más de la autoridad, que lo que el cubano se burlaba de la autoridad. Claudia: ¿Eso causó problemas cuando usted? Dora María: A veces sí, porque nosotros somos medio [unintelligible 00:43:27] pero después nos acostumbramos a que había cosas que no se podía necesariamente decir en la manera en como las planteábamos nosotros. También nosotros estábamos muy jóvenes, tomábamos todo eso bastante en serio también, pero era un aprendizaje. Esa era una isla, Nicaragua nunca ha sido una isla. Una isla es una isla, vos estás aislado, literalmente. Había unos grandes contrastes en esas realidades. Claudia: ¿Usted estaba allá porque estaba tomando este curso de cirugía? ¿Una vez usó esos como--? Dora María: Sí, sí lo usé. Claudia: ¿De veras? Dora María: Sí, varias veces. Claudia: Nunca escucho que usted habla de eso. Dora María: Varias veces lo usé, sí. Claudia: ¿Tenía que hacer cirugía [inaudible 00:44:22]? Dora María: Tanto como gran cirugía no, pero usé bastantes cosas para reparar gente herida por [unintelligible 00:44:31], sacar muela, qué sé yo, atender problemas generales, todo eso. Claudia: Cuando usted regresó de Cuba, yo vi que usted empezó a trabajar con un grupo que se llamaba, Juventud Democrática Sandinista. Dora María: Eso fue en el 78. Claudia: ¿Usted regresó en el 77? Dora María: Yo regresé en el 77. Claudia: ¿Qué empezó? ¿Qué estaba [conversación cruzada]? Dora María: La OTS. La OTS era un grupo de jóvenes de las universidades, conectados con la tendencia insurreccional, ya con la idea de preparar condiciones para una insurrección. No era la idea de meternos a trabajar el movimiento estudiantil para razones estudiantiles, sino que era directamente una organización juvenil para preparar condiciones también insurreccionales. Claudia: ¿Eso qué quiere decir? ¿Qué estaban haciendo? Dora María: Reclutando jóvenes, haciendo movimientos más políticos. No era como el FER, que es político, pero el FER era estudiantil, con fines estudiantiles, después se desnaturalizó, pero la JS era política, política. Ahí cumplió su papel, básicamente. Claudia: ¿Usted qué estaba haciendo? Porque ya-- Dora María: Yo estaba clandestina. Claudia: ¿Usted no era estudiante en esa época? Dora María: No estaba clandestina, yo ya estaba clandestina. Yo como clandestina, me reunía con el grupo de jóvenes que iban a organizar la JDS, para que ellos hicieran trabajos en las universidades. Claudia: ¿Usted era como directora, asesora, algo así? Dora María: Sí, digamos responsable, le decíamos nosotros. Claudia: Yo he querido saber más de eso, el papel de los sandinistas en el Movimiento Estudiantil, porque he escuchado que el FER tenía unos directores que no eran estudiantes, que eran sandinistas y que dictaban lo que ellos iban a hacer. ¿Esa es la verdad? Dora María: Sí. Claudia: ¿Me puede contar algo más de eso? Dora María: Yo no conozco más detalles de eso. No me acuerdo, te digo que no era del FER, pero hay gente del FER que te puede contar bien. De ese consejo, del FER, yo no me acuerdo bien cómo era que se llamaba ahorita, pero había eso, en efecto. No eran conocidos. Qué se yo, vos podías ser un dirigente del FER de derecho o no ser un líder tan conocido y a lo mejor eras del consejo de este grupo de directores, allá. Eran clandestinos también. Claudia: ¿Cómo fue que usted se volvió comandante o tomó ese papel de liderazgo? ¿Me puede hablar de ese proceso? Dora María: No estoy muy clara, pero creo que tiene que ver con las responsabilidades que fui adquiriendo, con las necesidades de la guerra también. Yo tuve que participar en la acción del palacio en el año 78 y después regresé. Estuve trabajando en Managua y después me quedé en León, para dirigir el frente occidental. Así yo creo que se produjo eso, más o menos. Terminé en el frente occidental en el año 79 con la insurrección final. Claudia: ¿Me puede contar una anécdota o una historia de cuando usted estaba en--? ¿Qué? Dora María: Yoyo. [ríe] Claudia: De ese tiempo, cuando usted estaba en medio, ya de finales. Dora María: No me acuerdo una anécdota de eso. Es difícil eso, mejor sigamos con la otra. [ríe] Claudia: Podemos seguir si o-- Dora María: Sí, sigamos las preguntas. Claudia: Ahora estamos en los años 80. Yo quiero saber un poquito sobre lo que usted estaba haciendo en los 80, yo sé que estaba muy involucrada con el Ministerio de Salud. ¿Influyó su experiencia en Cuba y lo que estaba haciendo con lo que quería hacer con el Ministerio en los años 80? Dora María: Sí, yo creo que sí. Claudia: ¿Sí? ¿Cómo? Dora María: Sí. Yo siento que mi experiencia en Cuba me enseñó a mí, qué no hacer, que es una cosa bien importante. Es decir, yo lo que te decía es que Cuba es una isla y la gente estaba como una isla. Nicaragua en los años 80 no era una isla, no era una sociedad de fronteras cerradas y tampoco era una sociedad donde el Estado fuera monopólico. Influenció mucho en mi perspectiva de las cosas y en el Ministerio de Salud yo siento que muchísimo. Yo aprendí mucho en el sistema de salud cubano, trabajando en distintas cosas que después me sirvieron a la hora de dirigir el Ministerio de Salud de Nicaragua. ¿Qué hacía yo? Por ejemplo, hasta el 85 había una idea de que el sistema de salud publico tenía que ser único. Que el sistema único de salud implicaba que todo era público. En el 85 que llegué al Ministerio se comenzó a desarrollar una tesis derivada de esa, que es que el sistema de salud único podía tener un sector público y uno privado y que la unicidad se la daba el hecho de la rectoría, pero que podía haber un sistema privado de salud. Por eso que ahora que decían que cuando vos le preguntabas a la gente, "¿Había sector privado?", no, también dependía de la época. Yo aprendí que si había posibilidad de que un sistema privado o servicio privado atendieran la demanda de una población que podía pagar, el sistema público no tenía por qué tener problema con eso. Al contrario, nosotros teníamos que concentrarnos en la gente que nos necesitaba, no en las que no nos necesita. Es decir, si alguien quiere pagar, que pague. Mi problema no es que el que quiera pagar pague, mi problema es que el que es más pobre no pague. Que era una cosa distinta. Es decir, la justicia no es que todos estén en lo mismo, no. La justicia es que vos vas a darle a este que tiene más necesidad y vas a dejar el que no tiene la necesidad, no le vas a meter la mano igual. Se desarrolló el concepto de que el sistema único podía tener un sector privado, un sector público. Luego, creo yo, en toda la parte operacional del sistema también influyó el sistema y en mí. Por lo menos en mi visión de muchas cosas de la revolución, influyó la experiencia cubana, en el sentido de qué no hacer, porque vos vivís una revolución desde la calle y después la puedes vivir desde el poder, algo tenéis que haber aprendido en la calle. Es decir, yo ya sí había aprendido que prohibir una canción o declarar non grato a un cantante no tiene ningún efecto. Eso lo había aprendido perfectamente. Que vos podés quemar un disco, pero que la gente lo va a seguir oyendo en su casa, eso yo lo aprendí perfectamente y creo que lo aprendimos muchos, porque la revolución nicaragüense en realidad se le habrá pasado la mano en algunas cosas, pero no se metió a ese tipo de cosas, no entró a ese tipo de finezas a las que había entrado a regular la revolución cubana, que era una revolución más cerrada, era cerrada en general, era cerrada respecto a temas religiosos. La revolución nicaragüense no fue cerrada respecto a temas religiosos. La religión era una cosa de opción libre. De hecho, la teología de la liberación había jugado un papel fundamental en la formación de líderes revolucionarios. Teníamos sacerdotes y monjas en puestos público, de manera que eso no era ni siquiera pariente de lo que sucedía en Cuba. Uno aprende mucho para modular su experiencia también. Claudia: Hay unas cosas de esa época que ahora mirando de atrás lo que pasó en los años 80, ¿hay una cosa que todavía le da un sentimiento de orgullo de felicidad cuando piensa en lo que usted había podido hecho en ese tiempo de [unintelligible 00:54:21]? Dora María: Sí, la satisfacción mía por ejemplo ahora es encontrarme trabajadores de salud, médicos, enfermeras, etcétera, que trabajó en el sistema de salud en los años en que yo fui ministra y que la gente te encuentre en la calle, te saluda y te dice, "Usted fue mi jefa", o "Yo tengo el orgullo de que usted haya sido mi jefa", o, "Usted es mi ministra", es decir, lo peor que te puede pasar, es pasar por algún lugar donde la gente no te quiera recordar, no te quiera ver, o no te tenga cariño. Si pasaste por un lugar donde la gente te quiere encontrar, te quiere recordar y te tiene cariño, yo creo que eso es muy bueno. Es muy satisfactorio, por lo menos para mí. Lo otro es que también me he encontrado a mucha gente que te dice, "Usted me ayudó para que atendieran a mi familia", o "Usted tuvo un gesto conmigo cuando yo estaba en un hospital", porque yo visitaba mucho los hospitales y las unidades de salud, las visitaba de sorpresa durante la noche, en la madrugada, en las tardes. Nadie sabía cuándo podía llegar, eso también es bueno. Yo creo que hicimos en el sistema de salud un trabajo bastante bueno en condiciones de grandes dificultades. El período 85-90, es un período en el cual ya el sistema no podía seguir creciendo, porque ya no había tanto dinero. Segundo, el sistema tenía una crisis de crecimiento. Había crecido tanto, tan rápido, en los cinco años precedente que los problemas de calidad eran grandes, porque había crecido rapidísimo en un corto plazo, en todo el territorio nacional. De manera que la administración era difícil. El tema de la calidad era un asunto que estaba ahí pendiente, que era lo que nos tocaba hacer a nosotros. Yo creo que pudimos ir sorteando esos años con bastante decencia, habida cuenta de que las condiciones económicas eran de restricciones crecientes. Las cifras no se deterioraron, la calidad se logró mantener y elevar dentro del sistema. Algunos aspectos se mejoraron. Otros, tuvieron una continuidad positiva. Yo creo que en general fue un trabajo bastante exitoso, diría yo en ese período, y había un equipo de profesionales de primera calidad en realidad. Allí había gente excelente, gente que son verdaderos especialistas en la salud pública, epidemiólogos de primera calidad. Había una generación de médicos jóvenes que tenían un papel de liderazgo en las áreas de salud, en lo que ahora son los SILAE, que también influyeron mucho y que ahora tienen un papel muy destacado en el sistema de salud pública todavía y en sistema de salud de la seguridad social. Claudia: ¿Cómo quienes [unintelligible 00:58:01]? Dora María: Por ejemplo, ahí tenés a Álvaro Guerra que trabaja como director del Hospital Central. Él era director del área de salud de Matiguás, o el vicedirector del Hospital Central, era director del área de salud de Muy Muy, o Río Blanco. Había mucha gente, yo me encuentro ahora a muchos médicos en los hospitales, que dicen, "¿Usted se acuerda?". Yo estaba de directora en un centro de salud rural largo y ahora son especialistas de primera línea que tienen en esa experiencia una experiencia importante, porque además jugaron un papel muy importante en ese período. Claudia: ¿Tiene usted algún remordimiento o arrepentimiento de esa época? Dora María: Yo casi nunca me arrepiento de nada. Tengo ese defecto, pero pienso que hay cosas que uno volvería hacer, otras que ajustaría, corregiría, pero la vida es bien complicada en realidad. No tengo arrepentimiento, tengo cosas que pienso, repienso, dice uno, "Hubiera querido no hacer esto, hubiera querido hacer lo otro", pero eso también me pasa con todo en mi vida. me pasa una vez a la semana tal vez. También modelás cosas que yo creo que en general la revolución sandinista no tuvo pelotones de fusilamiento en términos generales. Hubo casos, indudablemente que hubo casos de fusilamiento, ajusticiamiento de gente, pero no fue una política general ni masiva. Yo creo que eso fue muy bueno, porque modela de alguna manera los conceptos que tenemos sobre el tema de la pena de muerte. En Nicaragua no hay pena de muerte, en Nicaragua la pena máxima son de 30 años. Ni siquiera hay cadena perpetua, hay 30 años de cárcel, es lo máximo que alguien puede estar en prisión, eso yo creo que era importante, muy diferente tal vez a la situación en Cuba, donde todavía el día de hoy pena de muerte, o a la situación que pueda haber en otros lugares, en Estados Unidos hay algunos estados donde hay pena de muerte, aquí mismo. Yo frente a la pena de muerte digo, "Hay gente que tal vez se la merece". Simplemente no se trata de eso, no se trata de que alguien se merezca o no se merezca la muerte, al final de cuentas la muerte es la nada, de manera que es un descanso, pero es otro asunto más profundo. Es que en esa fila de gente de la pena de muerte no te equivoqués, esa equivocación es la que es problemática. Yo creo que ahí [unintelligible 01:01:35], menos mal que no hubo esa línea de conducta en la revolución en términos generales, ahí, en la gestión institucional la guerra es difícil, puedes decir qué es lo que hacés o qué es lo que no hacés en la guerra, cómo cada quien se coloca frente a su actitud frente a la guerra como combatiente, eso también es una cosa que uno piensa, después en la actuación en la política. Tal vez habría que entender más algunos procesos sociales, pero la gran pregunta es, ¿hubiéramos podido entender más esos procesos sociales si éramos tan jóvenes? Porque es el tema del movimiento estudiantil, también, pasar de la universidad a la clandestinidad y la clandestinidad al poder. Nosotros nos pasamos de la universidad al trabajo, del trabajo a la vida ordinaria y de la vida ordinaria al poder. Pasamos de ser estudiante universitario a la clandestinidad y la clandestinidad al poder. Claudia: ¿Usted tenía cuántos años en el 79? Dora María: 23, es decir, tenía 30 años cuando fui ministra de salud. Ya había aprendido mucho más, pero, ¿cuántas cosas podés saber a los 23 años si no has tenido una vida normal? Vamos a decirlo de esa manera, hay cosas que no sabés, esa es la realidad y eso te da una limitación para comprender cierta profundidad de las dinámicas sociales, que la podés entender después o las podés entender más tarde o la podés entender perfectamente ahora, pero en ese momento tal vez no las entendíamos. Son procesos complejos, las revoluciones son procesos bien complicados, el problema es que no hay-- No es una cosa que vos podés ensayar antes y hacer la presentación definitiva después, es una sola, es ensayo y presentación a la vez, ya cuando sabés hacerla ya no va a haber otra revolución, así es que-- Claudia: Yo creo que ya vamos a terminar, pero yo quería darle la oportunidad. No sé si hay algo que usted quiere decir o que usted me quiere contar, que quiere que nosotros grabemos sobre sus experiencias. Dora María: Es difícil decírtelo a priori. No, yo creo que ya hablamos bastantes. Claudia: Muchas gracias. Dora María: Gracias.