Entrevistadora: Febrero 21 del 2014. Esta es la segunda parte de la entrevista a Gustavo Meoño. Esta segunda parte se trata sobre su experiencia como director del Archivo Histórico de la Policía Nacional. Primero que nada, me gustaría que nos contara cómo llegó usted a ser director del Archivo de la Policía. En la primera parte usted me contaba que había estado previamente en la Fundación Rigoberta Menchú y luego llegó a ser director del Archivo Histórico de la Policía Nacional. ¿Podría complementar un poco más la información y contarnos? Gustavo: Primero, una precisión. Yo no soy director, soy coordinador, así se llama formalmente el cargo. Aunque tengo la función central, pero el cargo se llama coordinador. Yo estuve hasta el año 2005 como director de la Fundación Rigoberta Menchú, y ya había decidido retirarme. En el mes de febrero de ese año le presenté a Rigoberta mi renuncia, porque ya no había las coincidencias necesarias, teníamos desacuerdos que ya se veían que no tenían solución y mi renuncia ya era definitiva. Sin embargo, yo no quería dejar nada a medias, no quería dejar nada tirado, porque tampoco era un pleito, nunca. Nos seguimos queriendo, nos seguimos valorando, apreciando, Rigoberta y yo, pero los desacuerdos estaban muy claros. Se fue prolongando mi renuncia. Repito, venía desde febrero, se fue prolongando. En el mes de julio, cuando se produjo el descubrimiento del archivo por parte de la Procuraduría de los Derechos Humanos, el 5 de julio de ese año 2005, lo que hicimos varios de los que trabajábamos allí en la fundación o varios de los que formaban equipo conmigo, decidimos irnos a la zona seis para hacernos presentes, ya que se había descubierto un archivo que resultaba una cosa increíble, insólita, impensable, y eso había que defenderlo, había que impedir que alguien fuera y lo destruyera o hicieran cualquier cosa negativa. Eso mismo hicieron personas de varias organizaciones de derechos humanos. Ahí nos hicimos presentes. Prácticamente nos declaramos en vigilia permanente y no salimos de ahí, nos quedamos, porque hacíamos turnos, estábamos ahí pendientes para que no fuera a pasar nada con esos archivos. En ese contexto entré en relación con el equipo de la Procuraduría de Derechos Humanos y con el propio Procurador Sergio Morales. El procurador tomó decisiones muy importantes. Yo tengo grandes desacuerdos con él, pero ahí sí tengo que reconocer que tiene un mérito muy grande en haber asumido ese desafío de los archivos. Hizo acciones judiciales para tener orden de juez para-- Se dieron cuenta que entonces ahí había que iniciar un proceso. Ya se había localizado el archivo y había logrado una orden judicial que le permitía tener acceso irrestricto, iniciar procesos de investigación, cómo, dónde. Se percató de que necesitaba encontrar una persona que se pusiera al frente y al centro de todos esos procesos, que en gran medida ni siquiera había idea de cuáles eran, alguien que se opusiera al centro de todo lo que había que hacer, aunque no se supiera qué es lo que había que hacer, porque era tanto, tan complejo y sobre todo desconocido. Por supuesto que valoro muchísimo y agradezco muchísimo que el Procurador, que no éramos amigos, no teníamos ninguna relación, nos conocíamos porque habíamos hecho alguna gestión juntos por otro tema, la CICIG actual, que fue la CICIG anterior, a él y a mí nos tocó negociar eso en Washington y en Nueva York un año antes, pensó en mí. Le dijeron algunos que era una locura, con mi pasado, con mi militancia revolucionaria, señalado de guerrillero, ponerme al frente de esto. Su razonamiento fue muy sencillo y decir, "Yo podría buscar un historiador, un antropólogo, un sociólogo o algún archivista, pero aquí el problema, eso técnico resulta complementario. Lo principal es quien sea capaz de articular tantas cosas. Aquí hay un desafío organizativo en primer lugar, se necesita ver esto con una mentalidad de largo plazo, capaz de vislumbrar una estrategia, pero sobre todo, alguien que sea capaz de aguantar las presiones que se van a venir". Él pensó en mí, en proponerme, en invitarme a hacerme cargo por eso, no porque yo tuviera las credenciales técnicas o académicas profesionales que se necesitaban, sino porque iba a poder organizar, tal vez, una cuestión tan compleja, tan diversa, porque iba a enfrentarlo con una visión de largo plazo, con una visión estratégica y porque pensaba que iba a ser capaz de aguantar las presiones que se venían. Así que lo digo con toda honradez, por supuesto que no lo pensé dos veces. Yo siempre, la broma, cuando él me lo ofreció, lo medité largamente como por 30 segundos para decirle que sí, porque lo considero verdaderamente para mí un regalo de la vida, se me ha presentado la oportunidad de asumir ese reto. Así que así empezó. Ahí he estado desde el primer día. Ya vinieron después las diferentes etapas, efectivamente los desafíos, las presiones, los retos que esto ha implicado. Tuve la visión, creo que así fue, de formar un equipo de mucha calidad. Tuve la suerte de encontrar compañeras y compañeros profundamente comprometidos, lo digo y no es ninguna falsa modestia, la capacidad de hacer un equipo con gente más inteligente que yo, lejos de sentirme por encima de nadie. Al revés, creo que mi capacidad fue articular un tipo de gente muy capaz, de gente muy inteligente, de gente con diferentes especialidades. De verdad, sin ninguna duda, así lo digo, gente más inteligente que yo, que por lo tanto, no iban a ser incondicionales, no iban a ser achichincles, como decimos en Guatemala, gente servil, sino gente pensante, crítica, que permitió hacer un equipo tan importante, que ha ido cambiando, pero esencialmente un equipo que también se mantiene desde el primer momento. Entrevistadora: ¿Cuál ha sido la principal meta de su coordinación? ¿Cuál es la visión que han tenido todas las acciones que ha realizado hasta este momento? Gustavo: Las acciones son tan diversas, tan complejas y han sido también escalonadas, que sería imposible mencionarlo todo con toda esa complejidad, pero yo creo que sí ha habido un norte desde el principio, ha habido una visión clara e inequívoca desde el principio, y es preservar, recuperar un Archivo que le pertenece al pueblo de Guatemala, un archivo que es patrimonio del pueblo de Guatemala, y que debe ser accesible, que tiene que estar realmente al servicio del pueblo de Guatemala para todas las cosas para las que puede servir. Yo creo que ese norte fue muy importante tenerlo claro desde el principio. Todos los procesos archivísticos, todos los procesos investigativos o las actividades ya de carácter operativo, logístico, de seguridad, de infraestructura, todo ha estado siempre con esa mirada muy clara de que ese Archivo tiene que servir al pueblo de Guatemala, ese archivo tiene que abrirse a la consulta. Creo que eso nos ayudó y nos sigue ayudando muchísimo, no tener duda de cuál es la tarea y cuál es el objetivo principal, y es ese. Entrevistadora: Cuéntame un poco sobre los obstáculos que ha enfrentado usted como coordinador del Archivo y también de las críticas que ha enfrentado su trabajo no solo internamente dentro del Archivo, sino también por parte de los sectores conservadores de Guatemala. Gustavo: Yo, honestamente lo digo, yo no tengo nada de qué quejarme. Realmente creo que ha sido tan grande el objetivo, tan importante todo lo que se puede hacer y todo lo que se ha hecho, que los problemas han resultado menores. Los problemas, los obstáculos, los hemos visto siempre como naturales, como las dificultades propias inherentes a un proceso y nunca como grandes obstáculos o como situaciones que no se puedan vencer. Esto puede parecer un poquito de discurso, puede sonar un poco a hasta cierta jactancia, pero honestamente así ha sido. Es tan grande el objetivo, es tan importante lo que este Archivo significa, que casi los problemas resultan menores, resultan cotidianos, porque los hay de todo tipo, absolutamente, formar el equipo, conseguir el financiamiento. Sí, me ha tocado a mí reunir y es un proceso muy caro. Los primeros años fue un presupuesto como de dos millones de dólares al año, y conseguir dos millones anuales no es fácil. Ahora se ha reducido un poco, pero sigue siendo de todas maneras casi un millón y medio, un poquito menos de un millón y medio. Sigue siendo una cosa muy difícil. Ahí hay un desafío, el financiamiento. Sin embargo, lo hemos podido resolver hasta hoy todo el tiempo. Tenemos incluso ya recursos asegurados para todo este año 2014 y hasta las primeras gestiones amarradas ya para el 2015. Los problemas de infraestructura y sobre todos los problemas técnicos del desafío, pero a todo le hemos ido encontrando no solo soluciones, sino yo creo que las mejores soluciones. Lógicamente, una de las partes más difíciles ha sido cómo relacionarnos con los gobiernos. Es un archivo público, es un archivo del Estado, es un archivo que, para usar esa expresión, "Le pertenece al Gobierno". Por lo tanto, ahí siempre se han requerido negociaciones, gestiones y habilidades políticas. Son tres gobiernos. Empezamos con la mitad del gobierno de Berger, estuvimos todo el gobierno de Álvaro Colom, y ahora ya llevamos la mitad del gobierno del general Pérez Molina, y con los tres gobiernos hemos logrado encontrar las maneras, los caminos, para defender el Archivo, lograr que no haya interferencias, que no haya censura, que no haya manipulación de ninguna naturaleza, ya no digamos intervención, que pudo haberle puesto fin a esto. Así que ahí está, tal vez, uno de los aspectos más complejos, pero que también, afortunadamente, los hemos podido llevar con éxito y con acierto. Es un abanico muy grande, un espectro muy grande de factores que tienen que ver con lo político, con lo técnico, con lo financiero. Creo que, repito, es tan grande el objetivo, es tan importante, que hace que los problemas cotidianos se sientan como eso, simplemente problemas naturales, problemas inherentes a un proceso tan grande, tan complejo, a los cuales hay que irles dando solución todo el tiempo. Creo que uno de los aciertos principales ha sido lograr con constituir, conformar toda una red de apoyos, toda un entorno de apoyos, de acompañamientos dentro y fuera de Guatemala, y dentro de lo cual, por ejemplo, la relación con la Universidad de Texas en Austin es una expresión tan importante. A mí me decían muchos, "Es que hay que encontrar la manera de blindar al Archivo. Hay que blindar el Archivo". Eso es mentira, no se le puede blindar, mentira, que va a hacer algo que no va a ser vulnerado. No, eso no es cierto. Mi respuesta ha sido, "No se le puede blindar, pero sí lo podemos arropar, sí podemos conformar un entorno que lo acompaña, que lo apoya, que lo quiere, que lo defiende". Eso ha sido muy importante, de lo más diverso. Incluso, con empresarios, con iniciativa privada, que pareciera imposible, con ellos lo hemos logrado, hasta con militares, con los que hemos logrado, aunque sean individuales, casos aislados, pero hasta ahí hemos logrado, y por supuesto, universidades, centros de documentación, ONGs, fundaciones. Eso creo que ha sido una cosa muy importante, porque al final es un entorno muy amplio, muy diverso, y por lo tanto un tejido muy sólido alrededor del Archivo. Entrevistadora: Cuéntame, ¿cuál es el siguiente paso del Archivo y de la institución una vez digitalizados todos los folios? ¿Cuál es el siguiente paso? Gustavo: La digitalización de la totalidad del Archivo todavía está lejos. Estamos en este momento ya por encima de los 16 millones de imágenes y nos falta muchísimo, mucho. Mínimo hay por lo menos 10 años intensos por delante para que algún día este Archivo esté totalmente digitalizado y totalmente accesible. Los retos, las tareas, son diversas, pero probablemente, como lo dije en la conferencia, lo más importante sea la institucionalización, lograr una institucionalidad sólida que combine la naturaleza estatal, la naturaleza en un archivo que le pertenecen al Gobierno. Dependemos del Ministerio de Cultura y del Archivo General de Centroamérica, pero no puede ser solo eso, no puede ser solamente el Estado, porque este Archivo queda a merced de los vaivenes políticos, de los gobiernos, de las decisiones que pueden ser tremendamente arbitrarias, tremendamente discrecionales de parte de los funcionarios, o donde el tema financiero puede ser factor de asfixia en fin o la corrupción, cuantas cosas. Sí, un papel muy importante del estado, pero necesariamente también un papel muy importante de la sociedad civil, un papel muy importante del mundo académico, un papel muy importante de los familiares de las víctimas, de las personas que necesitan ese archivo que hacen uso del archivo. Es una institucionalidad compleja, una institucionalidad que necesariamente vincula a todos estos actores. Yo creo que ahí está el reto más importante para los próximos años, todo lo demás son el conjunto de retos que tienen que ver repito con lo técnico, con una infraestructura, con el funcionamiento, con la administración, con lo financiero, con lo archivístico propiamente, con los procesos que son tan importantes y que deben desembocar en el acceso, pero todo eso es cotidiano. La institucionalidad creo que es el elemento que más se puede destacar. Entrevistadora: ¿Podrías compartir con nosotros un momento o un hecho que se haya dado durante su coordinación que lo haga sentir que realmente todo el trabajo que han hecho como equipo valga la pena y que usted recuerde y que lo inspire en su trabajo? Gustavo: Sí, realmente este proceso está lleno de eso todos los días, todos días hay algo que refuerza, que fortalece la convicción de que eso vale la pena, que ha valido la pena todo lo hecho hasta hoy y que vale la pena lo que estamos haciendo y todo lo que queda por delante, de verdad es algo cotidiano. Creo que hoy mismo fue para mí, lo dije verdad muy gratificante ver como de jóvenes, investigadoras, investigadores, estudiantes hacen uso del archivo y eso se traduce en resultados tangibles útiles, totalmente útiles, totalmente funcionales para algo que no siempre la academia produce esos resultados, puede ser cosas muy etéreas cosas muy elucubraciones, especulaciones; comprobar cómo el archivo sirve, ese es un ejemplo de esas gratificaciones permanentes. Creo que lo más importante es cuando una familia, una persona, un padre, una madre, un hijo, un hermano encuentra algo y encuentra por lo menos parte de las respuestas que ha buscado por años, eso es lo más gratificante. Muy al principio me tocó vivir una experiencia que me marcó muchísimo y sigue siendo hasta el día de hoy a mí algo que me conmueve mucho que me estremece mucho, pero que también me ratifica en la importancia de esto. Una mujer ya anciana, muy mayor que llegó, se enteró que el archivo había aparecido y que quería que le ayudáramos a buscar información sobre su hijo. No sabía nada más que un día salió de la casa, él estudiaba en el conservatorio de música y en la zona uno y ya no regreso, ella cuando no llegó a la casa al día siguiente angustiada, fue a preguntar al conservatorio y le dijeron que no había llegado el día anterior. Por lo tanto, fue entre la casa y el conservatorio, vivían en la zona uno y él caminaba, se iba a pie para sus clases de música y nunca llegó. ¿Por qué? ¿Quiénes? ¿Cómo? ¿Exactamente dónde? Nada, nunca nada. Ella empezó y le decían, “Vaya las cárceles, vaya pregunta a la policía, vaya a preguntar si no está preso. Vaya los hospitales, después vaya a la morgue". Hacía todo lo que le aconsejaba e iba y venía de un lado la mandaban a otro y nada. Hubo después quien le aconsejó y la apoyaron, va el bufete popular y que le hagan un recurso de exhibición y en fin ella hizo todo. "Vayan los periódicos". Nada, jamás tuvo ningún dato. Para nosotros era muy al principio una cosa muy inicial todavía, cómo buscar, porque el trabajo comenzaba y nos llevó una carpeta con recortes de periódico, con copias de las cartas que ella había presentado, de los recursos y con eso empezamos a buscar. Le habíamos dado una fecha, le tuvimos que pedir que por favor nos diera más tiempo porque no encontrábamos nada y realmente no encontramos nada salvo una copia de la ficha que la policía, el gabinete de identificación de la policía, realizaba en una época cuando los jóvenes íbamos y sacábamos nuestra cédula de vecindad, el gabinete de identificación hacía una ficha donde quedaba la foto, las huellas digitales y los datos nada más. No era por un delito, simplemente era un modo de control, una forma de control de los ciudadanos que la policía usaba utilizando el registro civil donde uno iba a sacar a la municipalidad. Fue lo único que encontramos, yo tenía una pena terrible cuando se llegó la fecha que ella iba a llegar, porque me sentía tan mal de decirle que no habíamos encontrado nada Le dije, "Mire, hemos buscado, hemos hechos todo lo posible, hasta donde podemos llegar con los documentos, las ideas, las pistas y no hemos encontrado nada. Lo único es esta copia de la ficha que la policía hizo cuando él sacó su cédula". Nada más y yo me sentía muy mal y cuando le di la copia, la mujer empezó a acariciar el papel y a decirme, "Ya ve que mi hijo existía, porque a fuerza de negarlo era casi como negar su existencia. No me invente a mi hijo". Para mí, ella atesoró eso que no le resolvía absolutamente nada de su dolor por el hijo desaparecido, pero al menos ella sentía que eso la reivindicaba a ella en su lucha de tantos años buscando a su hijo secuestrado, su hijo desaparecido. Yo aprendí y lo hemos ido aprendiendo todos eso, cómo la información tiene un valor reivindicativo, tiene un valor reparador y cuando uno es capaz de demostrar que hemos hecho esfuerzos, que de verdad hacemos todo lo necesario para tratar de encontrar lo que haya, eso ya tiene también un sentido, aunque no haya respuestas, aunque no haya-- Esto, por supuesto, jamás lo he olvidado y ocurrió muy al principio y más bien se ha convertido en una constante, en un aliciente de las miles de solicitudes que hemos recibido más de 10.000 solicitudes que hemos atendido hasta la fecha, no todos de familiares, pero sí muchas provienen de familiares. En algunas respuestas tenemos éxito o mucho éxito o algo, algún éxito, pero en otras no y sin embargo prácticamente no hemos tenido un reclamo, hasta ahorita, nadie que reaccione airadamente o encolerizado o violento. Hemos logrado transmitir la certeza de que, si no se ha encontrado nada por el momento, no es porque no se haya buscado, no es porque no se empeñen los mayores esfuerzos, sino porque o no hay o todavía no hemos llegado a esos documentos. En resumen, creo que lo más gratificante es ver que el archivo sirve para lo que tiene que servir, para darles respuestas a las personas y pongo ese ejemplo, pero se pueden poner muchos otros hasta de carácter administrativo. Alguien que se le localizó un documento que necesita para su jubilación, que necesita una viuda para que le paguen algo por su esposo que fue policía y murió, pero como faltan papeles, faltan documentos, la burocracia no la entiende, no le resuelve, y cuando encontramos eso, cuando podemos dar esas respuestas, también es algo muy gratificante. Entrevistadora: ¿Hay alguna otra cosa que quisiera agregar para dar a por terminar la entrevista, director? Gustavo: Creo que no. Creo que vale la pena este esfuerzo de recoger memorias, creo que es importante que esto se vea como una tarea permanente, como algo que vale la pena seguir enriqueciendo, seguir cruzando también creo que el diálogo intergeneracional también es importante en este sentido, que memoria no sea sinónimo nada más de lo que recordamos los viejos, sino cómo los jóvenes ven también esa historia y sobre todo cómo relacionan esa historia con el presente y con el futuro. Creo que estas jornadas tan intensas, estos días en la universidad han servido para eso, de verdad. Qué importante es establecer ese diálogo y qué importante es también entender que la memoria histórica no es el recuerdo del pasado, es porque la historia se hace todos los días. Es también la memoria de quienes hoy, la están viviendo y cómo lo están viviendo, así que es satisfactorio haber participado en esto y poder colaborar en esto. Entrevistadora: Muchísimas gracias por su tiempo y por todas sus historias, fue muy interesante escucharlo. Muchas gracias.