Narrador: ARPAS y el Museo de la Palabra y la Imagen presentan Tejiendo la Memoria. Narradora: Sumpul, el río que rompe el mundo. ¿Sabes cómo se expresaba Salarrué sobre el río Sumpul? Ahora te digo, poné atención. Salarrué: Sumpul el espumante, humeante, el río viril. Nombre con su mensaje, "Sum" mundo, "Pul" romper, "Rompe mundo". El río que rompe el mundo, y no solo el mundo, el mismo Sumpul es un río rojo oscuro que se mantiene en un solo sitio, como si no se moviera. Sumpul no es un nombre indio, sino un nombre de sombra que estuvo en ese sitio para darnos el más intenso contento y el suntuoso cauce de sombra mágica. Narradora: De esta forma poética, Salarrué describía el río Sumpul de antes de la guerra civil en El Salvador. Un escenario paradisíaco que con la presencia de las tropas represivas, se convirtió en territorio de muerte y desolación. Narrador: El 14 de mayo de 1980, contingentes del Destacamento Militar Número Uno de la Guardia Nacional y de la paramilitar Organización Nacional Democrática ORDEN, dieron muerte deliberadamente a varios centenares de campesinos, entre mujeres, ancianos, niños y niñas que intentaban cruzar el río Sumpul al lado del caserío de Las Aradas, departamento de Chalatenango, para huir hacia Honduras. [ruido de fondo] Narradora: La masacre se hizo posible como consecuencia de la cooperación de las fuerzas armadas hondureñas, que impidieron el paso de los pobladores salvadoreños. Había iniciado una operación antiguerrillera y ya se habían producido varios encuentros y combates. [ruido de fondo] Narrador: Las fuerzas gubernamentales cometieron durante su avance, actos de violencia contra la población y esto ocasionó la huida de la gente, muchos se concentraron en Las Aradas, un caserío integrado por una decena de casas a orillas del río Sumpul. Narradora: A muchos años de distancia, escuchemos el testimonio de José Venancio Henríquez. José Venancio Henríquez: Le digo que penetró, torturó la gente, la masacró. Ese río Sumpul estaba crecido. Al otro lado había un cordón de hondureños, soldados, para no dejar pasar la gente. Estaban coordinados con el ejército salvadoreño. La gente, por iniciativa propia, se zafaron unos. Se salieron unos, y como el río estaba crecido, a mucha gente la arrastró el río. Un familiar mío, que aquí combatió defendiendo a la gente, cuando se le terminó la munición trató de escapar, tiró el fusil al río y se escapó al otro lado, pero cuando el ejército hondureño le dijo, "Hacete aquí a la fila", donde tenían toda la gente, él no quiso, se resistió y lo mataron ahí. Narradora: Las tropas atacaron al caserío con artillería y fuego de dos helicópteros. Los pobladores y desplazados intentaron cruzar el río Sumpul para refugiarse en Honduras. Las tropas hondureñas, desplegadas en la orilla opuesta del río, les impidieron el paso, entonces fueron muertos por las tropas salvadoreñas. [ruido de fondo] Narrador: Después de eso, el silencio invadió el lugar. Una masacre había ocurrido. Río abajo, los cuerpos se enredaban entre los trasmallos de los pescadores de otras poblaciones. Un río símbolo de vida y alimento, río testigo, río camino, río donde pasó la muerte. Narradora: Cada 14 de mayo, por todo el territorio nacional, se desata la energía de la memoria histórica, enarbolada por las comunidades, y en el caso del Sumpul, no podía ser diferente, año tras año los pobladores de Chalatenango y de todo El Salvador, realizan un largo peregrinaje hacia el río Sumpul para conmemorar y dignificar a las víctimas. [música de fondo] Cantante: Dale salvadoreño, dale Que no hay pájaro pequeño, dale Que después de alzar el vuelo, dale Se detenga en su volar. Narrador: ARPAS y el Museo de la Palabra y la Imagen presentaron, Tejiendo la Memoria. [música de fondo]